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La mística en el s. XXI. Mesa redonda

La mesa redonda sobre la mística en el s. XXI tuvo lugar en Madrid el 10 de septiembre de 2021 con la participación de los siguentes ponentes:

  1. Javier Ruiz Calderón: Dr. en Filosofía, experto en yoga y vedanta
  2. Fernando Díez: indólogo, músico, ensayista
  3. Fernando Bernal: Dr. en Medicina, director de Cafh España

 Puedes acceder al vídeo completo aquí.


A continuación, te presentamos algunas de las ideas más sugerentes que expusieron los ponentes.

Javier Ruiz

Sobre la espiritualidad.

 

La espiritualidad es la apertura personal a lo divino. Si uno se vincula a Ello resulta salvado, liberado, su vida se vuelve plena. Si nos abrimos al Infinito, eso nos diviniza a nosotros también.

(…)

La espiritualidad supone, a través de la gradual apertura a lo divino, la apertura del corazón a todos los seres.

(…)

No solo es que lo divino esté presente en todas las cosas, sino que todas las cosas son divinas: cada persona, cada planta, cada nube…

(…)

No soy yo, sino lo divino quien guía mi manera de pensar, de sentir y de actuar. Uno está poseído por la divinidad.

(…)

 

Sobre la mística.

 

La mística es la plena experiencia directa de lo divino. En el s. XXI, la mística tiene que estar a la altura de los tiempos y presentar las siguientes características:

  1. Asumir la igualdad de derechos de todos los seres humanos.

  2. Ser compatible con la racionalidad científica.

  3. Ha de buscar la comunión, no solo con lo divino, sino con toda la creación. No debe ser una evasión en la que la persona se mete dentro de sí mismo y se aísla del resto del mundo. Debe ser una mística comprometida con el bien común social y políticamente.

  4. Tiene que ser pluralista y no exclusivista como han sido tradicionalmente las religiones que se consideraban la única verdadera.

 

El bien común.

 

Lo mejor que podemos hacer por el bien común es la búsqueda de la santidad, de la sabiduría. Ya decía Spinoza que lo más útil para la humanidad es una persona sabia. Lo mejor que podemos hacer por la humanidad es practicar la oración, la meditación, abrirnos a lo Absoluto. Y lo mejor que podemos hacer para unirnos a lo divino es servir a los demás.

(…)

La contemplación y el servicio a los demás se complementan: son dos aspectos inseparables de la espiritualidad y la mística.

 

Lo divino.

 

En la tradición hindú (Yoga, Vedanta) con la que me identifico, hay distintas concepciones de lo divino: masculino (Shiva, Vishnu), femenino (Madre Divina), lo Absoluto Impersonal que está más allá de las dualidades y en lo que uno puede meditar hasta sentir su presencia en todas las cosas.

(…)

En este camino se conjugan estas dos visiones de lo divino: personal y Absoluto; pero sobre todo esta: «todo es ser, conciencia, felicidad». Yo soy Brahman, yo soy lo Absoluto. Lo Absoluto se hace presente en cada uno de nosotros. Cuando uno siente que todos somos uno, una única realidad, de ahí surge la empatía, la compasión, el amor y el servicio a los demás.

 

Fernando Díez.

 

Sobre los místicos.

 

El místico es un heterodoxo que tiende al aislamiento. Aunque la religiosidad sea una de las puertas de entrada a la mística, tampoco se define por ello.

(…)

… El místico no busca la felicidad ni la armonía, ni cosas así. El místico busca encontrarse con Dios, cara a cara, sin intermediarios, y por eso probablemente se convierta en el ser más ambicioso. Es capaz de renunciar todo: familia, placeres sensuales, fama, dinero, por el logro de su finalidad

(…)

… ¿Para qué sirven los místicos? Los místicos son un foco de luz en su entorno, de consuelo, de ejemplo; y en segundo lugar, así como los físicos son los investigadores de la materia, los filósofos místicos son los investigadores de lo transcendental, de ese espacio suprasensible que existe entre el yo consciente y la transcendencia.

 

Sobre la mística

 

Cuando el místico va superando la individualidad y desapegándose de los sentidos, en su ascenso se encuentra con las categorías divinas: la unidad de la existencia, la plenitud de la consciencia y el goce de la bienaventuranza.

(…)

 

El mal es pura ignorancia. Quien lo hace es que no sabe. Ya lo dijo Sócrates.

(…)

 

El místico, una vez realizado, en un proceso que puede durar unos siete años, generalmente vuelva a la sociedad, y se dedica a la docencia, al arte.

(…)

 

La experiencia mística es un desposorio (un ascenso de kundalini que va a reunirse con su amado en la consciencia) Por eso la poesía mística está llena de palabras de amor, de erotismo.

 

Fernando Bernal.

 

Sobre la mística del corazón.

 

Para descubrir la mística, necesitamos ir más allá de nuestras creencias y expectativas sobre ella. Y vivirla plenamente.

(…)

La mística nos abre un campo de posibilidades en nuestras vidas que desconocemos. No construye otro mundo diferente al de todos los días. No construye un mundo aparte de nuestra realidad cotidiana. La mística cambia la propia vida. Hace que uno cambie. Y de esa manera, hace que todo cambie sin que nada exterior de lo cotidiano, cambie.

(…)

El proceso místico, nos enseña a descubrir la realidad de nuestra vida cotidiana, a verla como es, más allá de nuestras creencias, visiones y opiniones que tenemos de ella. Y nos enseña a ser esa realidad. A ser lo que es. Ser esa realidad no es ser el que la mira y la descubre y la piensa y la siente. Es ser el que la vive y forma parte de ella. Y desaparece en ella.

(…)

Al relacionarnos de manera abierta y humilde con lo divino, con ese campo de realidad desconocida, nos abrimos a una realidad más amplia que la de nuestro mundo personal. Ese campo de lo divino, de Dios, no está en mundos imaginarios o en fantasías que creamos en nuestra mente. No está en experiencias que podamos tener en momentos especiales o de plenitud de nuestras vidas. Está en lo cotidiano. En nuestra vida cotidiana. En lo que vivimos instante tras instante. Y en cómo lo vivimos.

(…)

En Cafh buscamos realizar la mística del corazón. Lo que llamamos Mística del Corazón es el proceso de unión con Dios a través de un estado de participación con lo que nos rodea. Ese proceso nos une de manera real y evidente con la realidad de la que formamos parte. Ese proceso progresivo de unión con Dios en lo cotidiano por participación, es posible a través de nuestro desenvolvimiento espiritual. El desenvolvimiento espiritual implica para nosotros, el desenvolvimiento de nuestro estado de conciencia.

 

Desenvolvimiento espiritual, ampliación de la conciencia.

En el contexto de la Enseñanza de Cafh, el desenvolvimiento espiritual expresa el progreso armónico y evidente en: nuestra relación con la vida, el mundo y lo divino; nuestra capacidad de aprender y aplicar fructíferamente lo que aprendemos.

De esa manera, podemos avanzar en comprendernos a nosotros mismos, entender nuestra posición en el universo, lograr paz y adelanto en la sociedad.

(…)

A través del desenvolvimiento de nuestro estado de conciencia podemos descubrir quiénes somos, descubrir lo que es. Y serlo. Generando con nuestra vida, en la vida, el bien que anhelamos para todos. La vida espiritual es un trabajo deliberado sobre nosotros mismos y sobre nuestro estado de conciencia para que el proceso de su expansión no se detenga en nuestra vida. La Mística del Corazón nos une a lo que nos rodea, participando de esa realidad, siendo esa realidad. En nuestra vida cotidiana.

(…)

El desenvolvimiento de nuestro estado de conciencia nos mueve más allá de nuestro mundo personal. Ir más allá implica levantar la mirada progresivamente e ir incorporando en uno cada vez mayor realidad descubriendo un mundo cada vez más amplio en el que uno está inmerso , que antes no existía. El desenvolvimiento de nuestra conciencia nos enseña a ver lo que antes no veíamos, descubrir lo que no sabíamos, incluir lo que reachazábamos por ignorancia. Desde esa nueva visión, podemos ayudar mejor. Cuanto mejor vemos, mejor sabemos y mejor podemos ayudar y servir. Al ampliar nuestra visión, podemos encontrar alternativas y mejoras donde antes solo había oscuridad y situaciones irresolubles.

(…)

Formamos parte de una realidad viva que desconocemos. Una realidad que forma parte de nosotros y nosotros de ella. Una realidad concreta e infinita presente en cada instante de este instante de lo cotidiano. Aquí, ahora, está todo lo que somos.

(…)

Están nuestros desafíos, todo lo que sabemos y lo que no sabemos. Están nuestras preguntas y las respuestas que necesitamos dar. Está la belleza de la vida y lo que la forma. Están las Enseñanzas que nos enseñan y necesitamos descubrir. Está la acción concreta de servicio que necesitamos dar. Y están los seres humanos. Y los que no son humanos. Está Dios. Y está lo que es. La Mística del Corazón nos une de manera concreta y efectiva a cada ser humano, a cada ser de esta hermosa Vida. Nos une a Dios, desapareciendo personalmente en esa dimensión. Dejando que Dios, la DM, sea. Solo.

También puedes ver el

 vídeo de la celebración del 50º aniversario.

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